El cuna es mi pasión!

El festival es el escenario ideal para departir y compartir el sentimiento villanuevero que le nace a uno cuando llega a ésta tierra, porque cuando uno llega a Villanueva, se cree más villanuevero que Tite Socarrás o que Reyes Torres.

Por: Aliskair De La Hoz 

Esta es una mañana de esas, imagino idéntica a la que motivó a Emilianito a componer mañanita de invierno, es de esas mañana donde la nostalgia o el guayabo de la tierra aparecen de la nada e invaden el alma, y casualmente este invernal amanecer viene con la complicidad de nuestra realidad, la ineficiencia de los servicios públicos, no hay luz, y esto hace que aumente la melancolía; todo tiempo pasado fue mejor. 
Se entrelazan las añoranzas y la alegría al ver que la carta de presentación de Villanueva donde quiera que uno va es el festival pero notar que el grupo de hombres y mujeres sacrifican energía, tiempo y ocupaciones para dedicarse a cuatro días de festival, en un esfuerzo incondicional, y lo invierten para poder hacer la fiesta más importante de los tira piedra. Pero entristece ver como los políticos y la politiquería han dado al traste con este tipo de eventos. 
Acaso ellos no conocieron a Emilianito Zuleta? Que tuvo un inmenso valor mundial con su gota fría, y que estuvo en la tarima Escolástico Romero, en su última participación como acordeonero en el concurso primaveras del ayer, era divertido ver a “Mile” jugar como un niño paseándose en la tarima, daba la impresión que lo que menos le importaba en ese momento era ganar. No vieron nunca a Rafael Escalona que a pesar del delicado estado de salud que se enmarcaba en su empalidecido físico se autoproclamaba el hombre más feliz por estar en Villanueva donde muchas veces fue al cafetal temiendo que Juan Félix le tirara piedras porque sin razón y sin motivo le invadió el barrio de los amores de “Felle”? Nunca vieron a Juan Manuel Santos que por la emoción de una parranda vallenata no atendió el llamado de la caravana del entonces presidente Andrés Pastrana, en su afán de competir con los villanueveros sobre sapiencia folclórica y de verdad que sabía mucho de vallenato! Tanto así que al verse abandonado por la caravana no le importó tomar las calles de Villanueva y saludar a las familias que se encontraban reunidas en las terrazas de sus casas, departir y compartir el sentimiento villanuevero que le nace a uno cuando llega a ésta tierra, porque cuando uno llega a Villanueva, se cree más villanuevero que Tite Socarrás o que Reyes Torres.
Parece ser que ese acervo cultural no es importante hoy en día porque los festivales se convirtieron en vitrina vanidosa, apoyarlo conlleva como trasfondo intereses personales, políticos o de cualquier índole, diferente a la de mantener la esencia de una tierra cuyo patrimonio es el folclor. Preguntémonos cuál es el producto para mostrar en Villanueva, y después de pensarlo detenidamente posiblemente respondemos: el vallenato. 
Muchos niños hoy quieres seguir los pasos de Emilianito, Poncho, Israel, Egidio, El Turco, Pangue, Jorgito, Jeanca, el Papa y muchos más que gozan de un gran talento como patrimonio, ese no sé qué que tiene Villanueva que hace brotar talento, tantas canciones, tantos versos, es el alma villanuevera la que permite que aquí la luz divina se refleje en una canción.
El Festival Cuna de Acordeones es de todos y así lo sentimos, pero en la práctica sigue siendo un instrumento para que algunos lo aprovechen como vitrina después de que sus organizadores hacen colosales sacrificios para realizarlo. 
Es el momento que se hagan compromisos reales, que exista una escuela de música de verdad como la Cuna de los acordeoneros lo requiere, que desde ya los villanueveros comencemos a pensar en la realización del Festival del 2012 planificarlo, elaborarlo, demostrar que realmente es un tema que apasiona, que la pasión no nazca durante dos meses, que ese nombre se lleve siempre y a cada rincón donde se encuentre un villanuevero, a cada rincón donde se escuche un vallenato, a cada rincón donde se recuerde a Emilianito Zuleta y Rafael Escalona, ellos, que durante décadas sintieron pasión por Villanueva, esa pasión que debe transmitirse generación tras generación para que el festival sea perenne, para que el relevo sea latente para que exista un compromiso inmenso y para que gritemos con orgullo: “soy villanuevero y el Cuna es mi pasión!”.

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