Palos de ciego


"Burlar al país y a la opinión pública internacional en algo tan importante con las elecciones parlamentarias es perder la confianza que se había ganado. El prestigio de Colombia y lo que hemos ganado en democracia interna, están por encima de cualquier consideración, pretensión o razonamiento individual".

Por: Hernán Baquero Bracho.
La democracia parte de la base de que hay ciertos principios que todos debemos respetar y acatar, independientemente de los cargos burocráticos que desempeñemos y del prestigio personal que cada cual pueda tener.

Uno de ellos, pilar fundamental de nuestra razón de ser, es el respeto por las personas y sus ideas. No se puede jugar con la gente (en este caso por los votantes) o acomodar los hechos a nuestras conveniencias y anhelos, menos cuando desempeñamos un cargo de amplio espectro nacional, pues los que en el caso de actuar como personas seria una “avivatada”, al hacerlos investidos de la dignidad del estado y obrando como de tentadores de su majestad, se convierte un acto político autoritario y contrario a la democracia. Eso, a nivel Internacional, transmite el peor de los mensajes y a nivel nacional, vuelve trizas todo lo que hemos ganado en materia de confianza electoral.

Estamos ya en la tercera semana de abril, y cómo es posible que todavía no se conozca a ciencia cierta cuál es la conformación del congreso de Colombia, aunque las cámaras regionales en la mayoría de los casos ya los representantes electos les fue entregada su credencial, pero en el caso especifico del senado, las cosas andan todavía bien oscuras por diferentes motivos, de regiones del país donde fueron demandadas la elecciones, relacionados con problemas con el formulario E-14, lo que ha originado toda suerte de comentarios y es mas la Registraduria se atrasó cincuenta años. Inaudito que esto esté sucediendo en Colombia, donde la democracia ha quedado maltrecha por posibles fraudes en las elecciones del pasado 14 de marzo.

El Registrador Nacional en su afán de enmendar la plana del resultado de las elecciones, le dio una respuesta ridícula al país sobre la demora en la entrega eficiente de resultados. Y por otro, los Magistrados del consejo Nacional Electoral en cabeza de su presidente, tomaron posiciones jurídicas que le torcían el cuello a la voluntad popular. La posición del Registrador Nacional estuvo en la puerta de provocar una erupción de orden público de incalculables consecuencias. ¿Si funcionaron los tribunales de garantía electorales, en las diferentes secciones del país?


Afortunadamente, en forma oportuna, diversos sectores del conglomerado y algunos miembros del congreso levantaron la voz y el consejo Nacional Electoral, velozmente tomaron medidas para subsanar la torticera e inoportuna interpretación echa por sus delegados. ¿Pero a estas alturas el consejo Nacional Electoral, si tiene los suficientes recursos financieros para enmendar las irregularidades cometidas en algunas regiones de la patria en las elecciones del Senado de la Republica? Este es un sistema nefasto para el país, en cuestiones electorales y el enredo que tiene la Registraduria con los formularios E-11 y el E-14 y de ahí la debacle de la democracia del pasado 14 de marzo.

Burlar al país y a la opinión pública internacional en algo tan importante con las elecciones parlamentarias es perder la confianza que se había ganado. El prestigio de Colombia y lo que hemos ganado en democracia interna, están por encima de cualquier consideración, pretensión o razonamiento individual.

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