La historia de Cumbia

Por: José Fontalvo De La Hoz


El campesino es el mejor adiestrador de los animales. El solo contacto con la naturaleza lo capacita para desempeñar la labor dispendiosa y calculadora de domar animales con alto grado de ferocidad y difíciles para dejarse someter con simples mimos, caricias y persuasiones a las cuales les prestarían poca atención por estar muy distanciadas de su estructura natural. En este proceso no es el animal el que busca al hombre sino el hombre al animal para tener suficientes compañeros en el hábitat por su ausencia, casi total, en estos tiempos de abrumadora violencia y descomposición social.
Cumbia es uno de los ejemplares caninos que un campesino ha conseguido amaestrar convirtiéndose en lo expresivo y representativo de la zona. Es una perra mestiza, cuyo nombre Cumbia se debe a los movimientos que despliega cuando saluda, especialmente, a su dueño y personas con las que entra en confianza cuando llegan de visita a Soledad, finca de su dominio. Su propietario quiso rendirle un homenaje muy diciente al folclor colombiano debido a las formas cariñosas y danzarines con que se expresa este animal que nunca demuestra indignación, antes por el contrario alegría y satisfacción con todo lo que a su paso encuentra, así sea un recién llegado y desconocido para ella. Todas las visitas son recibidas danzando la cumbia, el baile emblema de nuestra patria, por ello su propietario resolvió homenajear, sinceramente, al pueblo colombiano por las destrezas de este animal para la danza. Cumbia es la emperatriz de la finca Soledad, animadora de toda la actividad pastoril y embrujo de todos sus admiradores. A ella solo le falta hablar y llevar en sus manos la vela encendida símbolo de la grandeza no solo de la finca sino de la humanidad, por ser la luz, el vínculo de unión entre los hombres. Es un verdadero amigo de su amo, del hombre quien a su vez le demuestra amor, la mima y la consiente como a otro ser humano. Se entienden a la perfección, le obedece las órdenes que le imparte y jamás es maltratada porque no actúa contraviniendo lo preestablecido. Se da una relación de mutua amistad y consideración. No existe el resentimiento ni la animadversión, todo es paz y comprensión en torno al medio geográfico de la finca la Soledad. Es muy zalamera con su propietario, en las noches apenas siente moverse su lecho de inmediato se levanta para percatarse de lo que le pueda suceder y acompañarlo como suele hacerlo. Comienza el latido persistente indicando que algo anómalo puede estar sucediendo. Este animal es custodio uno A de su amo y amigo, y defensor de la finca Soledad. No fastidia ni mucho menos enfada ni aburre a su protector por comportase como el ser más tierno, afectuoso, cariñoso que haya conocido en el mundo, y en momentos de meditación sobre aspectos de la vida cotidiana ha llegado a conclusiones semejantes a la del gran pensador: mientras mas conozco a la gente más quiero a mi perro. Campesino que ha aprendido, en el inmenso libro de la universidad de la experiencia, muchos saberes indispensables para llevar una vida amable con sus semejantes y todo lo que le rodea, permitiéndole una convivencia que frene las acciones adversas que imposibiliten el sosiego y la tranquilidad.
Por quererla tanto le sirve la comida en un comedero especial para la ocasión a diferencia de los demás perros que por lo general sus alimentos son arrojados al piso para que allí sean consumidos, llenos de suciedades e impurezas que van mermando la capacidad de resistencia. Cumbia es un animal con instintos muy bien desarrollados permitiéndole identificarse con su amo quien en contraprestación le ha dispensado buen trato al extremo de nivelarla a los seres humanos.
Este ejemplar canino lidera la competencia por la vida. Todos sus momentos existenciales son alegres, placenteros y armónicos diferentes a los del común de las personas que exhalan, si no, amarguras y tristezas, incomprensión y violencia producto de la descomposición de todas las formas sociales.
Se necesitan miles de adiestradores sociales con suficientes conocimientos extraídos del voluminoso libro de la Universidad de la Vida para diseminarlos por toda la humanidad, donde existen hombres ávidos del cambio para conseguir un acogedor entorno y mejor forma de vida. Nosotros no somos inferiores a Cumbia que se ha hecho célebre en la finca Soledad. Ella es un ser inferior, mas sin embargo, ha dado muestras de superación a pesar de sus limitaciones dirigidas solo por el instinto y no por el intelecto propio de los humanos. Este ejemplo nos serviría para olvidar la dejadez mental y alistarnos en la gran empresa de la transformación total de las sociedades ansiosas del bienestar generalizado. El bienestar generalizado se consigue sin odio y sin violencia, solo con paz y necesidades satisfechas.

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